Martes 16/03/2021
- Melissa Vidal
- 16 mar 2021
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 17 jul 2023
A veces nos dan ganas
de un cabrón de esos bien hechos,
que te desnudan con la mirada y despiertan la sensación de la perversidad que llevas dentro,
que te diga lo más sucio y pervertido que hayas escuchado, pero que sea dulce, de los que no hacen preguntas y te embisten contra el colchón, contra la pared, contra el piso o contra la mesa de la cocina o qué sé yo..., de los que cogen bien rico,
de los que te dejan el olor en cada centímetro del cuerpo y no desperdician ni tus fluidos, ni tus gemidos y los toman, los lamen y disfrutan viéndote gemir gritando al espejo, a la cara... entrando y saliendo de ti.
Y en ese preciso momento
te cogen, te encienden, te aman.
Un cabrón de esos que antes de su orgasmo se preocupan más por el tuyo.
Un cabrón de esos que en ese momento te hace sentir única, te provoca un terremoto,
tus piernas se tambalean al sentir su lengua
moviéndose despacio en círculos, rodeando
dejándote chorreada, empapada,
arañando su espalda, agarrando tu mano para que lo toques, lo frotes contra tus pezones
y cuando estés bien excitada
pidas, ruegues, supliques
ser penetrada, fuerte, salvajemente
como quien está hambriento
y atrapa a su presa
de esos cabrones que te lo dan todo, que te dejan con las piernas temblando
y se meten en tu cabeza...
Un cabrón con estilo y no un fanfarrón.
(A veces a todas nos dan ganas de un cabrón así).
Pues entonces, ya me gustaria ser tu cabron... pero como dices... de esos, de los buenos cuando tienen de cerca una hembra que le deja sin aliento con solo pensar en ella.